El inagotable COVID-19 y su socia, la pandemia, nos han revolucionado de tal manera que incluso hoy cuesta distinguir si el presente y sus cambios son producto de este virus o muchos de estos son solo giros propios de la evolución de las cosas. Y es así como, sin importar tanto el origen sino la consecuencia, la humanización de la energía es hoy un concepto propio de la transición energética. ¿Pero qué significa humanizar realmente?

El Consejo Mundial de Energía publicó hace ya un par de meses la encuesta anual “World Energy Issues Monitor”. En su 12° edición, esta evaluación que abarca la mirada hacia el futuro de la agenda energética en más de 108 países, nos mostró cómo en los últimos 12 meses las perspectivas de los líderes energéticos han cambiado radicalmente en términos de su percepción en las áreas de riesgo, oportunidad y prioridades de acción. Si bien la turbulencia económica derivada por el COVID-19 es el área de mayor incertidumbre para los encuestados, también hay un enfoque creciente en la agenda social vinculada con una transición energética que avanza a un ritmo más rápido.

El informe detalla una mayor conciencia del impacto social y humano tanto en la recuperación económica como en la transición energética y muestra que el tema de la asequibilidad a la energía se ha posicionado rápidamente como una de las prioridades para la industria. El llamado es a centrar el debate en el futuro de la humanidad y poner los avances de hoy al servicio de las personas. Entonces, ¿energía para qué? Mayor y mejor uso de la energía para mejorar la calidad de vida. Es interesante también agregar que humanizar significa involucrar a otros en el diálogo. No es solo lo que las autoridades y/o especialistas crean importante considerar en esta transición, sino que justamente abrirse al dialogo significa oír nuevas voces, implica escuchar a los que hasta ahora sienten que no han sido tomados en cuenta para generar la solución de sus problemas.

Hoy más que nunca es importante mirar lo que está pasando en el mundo y en nuestro país, los procesos sociales y políticos también nos hablan del tipo de liderazgo que hoy está causando mayor efectividad. Hoy se valora la transparencia, la colaboración y la empatía, así como también la capacidad de tener una mirada crítica, fuera de nuestros paradigmas y abriéndonos a la posibilidad de cambiar. La clave del éxito de nuestro sector no está solo en una “buena” solución técnica, sino también en el proceso que la hace legítima y el considerar el bienestar del otro como centro de tu negocio. No estamos solos, el contexto no es un pretexto; dónde estamos, qué nos rodea, a quién afecto con mi actuar, es esencial de considerar si quiero tomar buenas decisiones. Potenciar la humanización en esta exitosa transición es un desafío lento, donde es necesario construir a través de una mayor escucha, una mayor integración con las miradas técnicas y reflexionar de lo que otros viven y quizás yo no veo.

*Columna publicada en Revista Electricidad