«Soy brasileña, economista y fotógrafa en las horas libres, mamá de una niña increíble de 6 años y de dos gatitos que adoptamos durante la pandemia. Antes de ser mamá, dividía mi tiempo entre el trabajo, yoga, meditación, road biking, saltos en paracaídas, buceo con eventuales tiburones y camping. Hoy en día creo que mi hija tiene una agenda social más intensa que la mía, lo que me hace pensar en que debo reanudar algunas de estas actividades. En lo profesional, soy socia de la firma de auditoría y consultoría EY y lidero el área de Sostenibilidad para la región de Latinoamérica Sur, que incluye Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay».

«Desde los inicios de mi carrera en Brasil, tuve la oportunidad de trabajar con clientes del sector energético, tanto empresas como con la Agencia Nacional de Energía Eléctrica. En Australia, donde viví por casi nueve años, pasó lo mismo. Con ellos aprendí muchísimo sobre generación, transmisión, distribución, comercialización; desde el funcionamiento técnico de las compañías hasta las dinámicas de mercado, mecanismos tarifarios, subastas, reglas y expectativas del coordinador, etc. Así que, naturalmente, mi portafolio de clientes y actividades en Chile tiene como foco el sector eléctrico (además del minero). Más allá del vínculo con industria, considerando mi foco en ASG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo), es imposible disociar el sector de los temas de sustentabilidad por su relevancia para la descarbonización y la carbono neutralidad, por lo que sigo de cerca las innovaciones del sector».

Nuestra participación agrega una mirada distinta al proceso de discusión y toma de decisiones. No quiero perpetuar estereotipos, pero creo verdaderamente que la naturaleza femenina es más ponderada…

«Personalmente -y como empresa- estoy tratando de posicionar la agenda ASG como el principio que respalde los ajustes en los procesos y modelos productivos, la toma de decisiones de inversión, los modelos de desarrollo macroeconómicos y de (re) organización social. Ya pasó la hora de hablar sobre ‘ambición climática’: hoy es necesario actuar y ya no tenemos mucho tiempo para hacerlo. Así que en cinco años más me veo liderando la oferta de nuestros servicios de sostenibilidad a nivel regional con foco en descarbonización, transición energética a nivel empresa como parte de una política país de seguridad energética y reducción de emisiones; electromovilidad como parte de la reorganización de la infraestructura de transporte público y privado; trazabilidad energética y tecnología, y finanzas sostenibles».

«Creo que en la transición energética, así como en muchos otros sectores donde la inclusión femenina ha sido históricamente reducida (como la tecnología o la minería), nuestra participación agrega una mirada distinta al proceso de discusión y toma de decisiones. No quiero perpetuar estereotipos, pero creo verdaderamente que la naturaleza femenina es más ponderada, conciliadora y constructiva; menos individualista y más preocupada con el colectivo; menos inmediatista y más enfocada en la estabilidad en el largo plazo. Lo he visto en reuniones de gobiernos, de directorios, de equipos. Así que creo que la transición energética y todos los procesos que requieren de planificación estratégica y metas de largo plazo pueden beneficiarse enormemente de este tipo de perspectiva, tanto en las discusiones a nivel país como en el sector privado».