Una jornada de análisis y conversación en torno a la última edición del World Energy Pulse, tuvieron los socios del Consejo Mundial de la Energía (WEC, por sus siglas en inglés), conectados desde diversas partes del mundo, incluido Chile.

«La buena noticia es que, a pesar de todos los obstáculos, la región (Latinoamérica y El Caribe) ha hecho un gran progreso. La cantidad de combustible renovable ha aumentado de 4% en 2010 a alrededor de 20% o un poco más en el año pasado», mencionó Francisco J. Monaldi, Baker Institute Fellow & Director, Latin American Energy Program, Rice University, uno de los expertos que expuso durante la cita.

El encuentro, denominado WE Global Café, también contó con la participación de Yana Popkostova, experta medioambiental de WEC, y Adriano Correia, Head de Energy, Utilities & Resources en PwC Brasil, en los análisis sobre Europa & Norteamérica, y Sudamérica, respectivamente.

Cabe mencionar que en varios momentos de la conversación, se destacó a Chile como un ejemplo en cuanto a la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, superando el 30% en la actualidad.

Sobre la situación en América del Sur, Correia relevó la importancia de contar con certezas regulatorias para fomentar las inversiones, lo cual es clave para acelerar las transiciones energéticas. También mencionó la necesidad de ampliar el uso de los bio combustibles disponibles en la región.

En particular, sobre Pulse 2023, Olulana Nwosu, Director of Policy & Markets de WEC, mencionó que el 64% de los encuestados está preocupado por el ritmo de la transición energética global, el cual es demasiado lento para lograr los compromisos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

«A pesar de los titulares sobre el rápido crecimiento de la generación de energía renovable, la descarbonización del sector energético mundial también depende de inversión en redes, nuevas soluciones de almacenamiento y del crecimiento global de la demanda. Aun así, para el 2050, aproximadamente la mitad de la energía global no será electrificada. Las energías renovables necesitarán otros apoyos y mejorar las planificaciones de su infraestructura para cumplir las necesidades. La descarbonización dependerá de la innovación entre sectores y nuevos modelos de economía compartida y circular», comentó Nwosu.

¿Qué es World Energy Pulse?

World Energy Pulse es un sondeo anual que encuesta a cerca de 700 líderes y tomadores de decisiones en materia de energía, provenientes de 77 países. El conjunto de datos resultante proporciona una instantánea sobre las preocupaciones actuales respecto al progreso de la transición energética en función de las respuestas de la comunidad energética mundial.

A medida que el sector de la energía sigue viéndose afectado por las réplicas del COVID-19, la guerra en curso en Ucrania y la Ley de Reducción Inflacionaria de EEUU, el World Energy Pulse 2023 muestra que casi la mitad (46%) de los encuestados citan los intereses nacionales y el riesgo de una carrera armamentista con «tecnología verde» como los mayores obstáculos para avanzar en transiciones energéticas ordenadas, limpias y justas.

Los intereses nacionales continúan dominando, ya que el 59% está de acuerdo en que la independencia energética es fundamental para asegurar las agendas en términos climáticos, energéticos y de seguridad de sus países. Sin embargo, este sentimiento de «yo primero» se ve desafiado por la aceptación abrumadora (84%) de que la interdependencia energética es la nueva realidad global.

Asimismo, el 86% de los encuestados dijo que administrar de manera efectiva las opciones y las compensaciones utilizando el marco del Trilema Energético Mundial (seguridad energética, asequibilidad y sostenibilidad) es el mejor enfoque para evitar transiciones desordenadas y abordar las nuevas y emergentes.

Comunidades empoderadas

Tal como lo señaló Olulana Nwosu, el 64% sigue preocupado por el ritmo y el progreso de las transiciones energéticas, casi el doble de los que expresaron preocupaciones similares en la encuesta de WEC del año pasado.

A los líderes los inquieta especialmente que se esté impulsando una acción insuficiente de abajo hacia arriba. El 35% afirma que las personas y las comunidades deben estar empoderadas para liderar las transformaciones. El 43% ve los desafíos en torno a la «asequibilidad y el acceso a la energía» como los aspectos más preocupantes para garantizar un sistema energético justo.

Otros aspectos destacados de la encuesta incluyen:

  • El enfoque (48%) en la tecnología de descarbonización supera con creces la atención que se presta a las soluciones complementarias o de adaptación, como la reutilización (4%), la eliminación (4%) y el reciclaje (3 %). Los tres últimos son fundamentales para garantizar que se realicen cambios estructurales duraderos en los sistemas energéticos existentes.
  • La mayoría (62%) está de acuerdo en que el acceso básico a energía limpia no es suficiente y que el acceso a energía de mejor calidad para el desarrollo sostenible es una necesidad apremiante.
  • Se reconoce que la alineación del sistema financiero con los objetivos de desarrollo sostenible (39%) es la mayor brecha de implementación crítica para acelerar las transiciones energéticas.
  • La incertidumbre en torno a la volatilidad del mercado se ha reducido significativamente desde el comienzo de la pandemia del COVID-19, con solo el 8% de los encuestados dando prioridad a este tema.
  • Los encuestados de África mencionaron el empoderamiento de la comunidad y la transición de la fuerza laboral como importantes para el progreso de las transiciones energéticas.

Se puede acceder al informe completo, aquí.