El inicio de año es una época para reflexionar y para mirar hacia adelante. Este año, que ya es especialmente desafiante, no es una excepción. El shock brutal del Covid-19 y la emergencia sanitaria global ha dejado cicatrices profundas en las sociedades y ha tenido impactos muy disparejos sobre las comunidades, industrias y economías alrededor del planeta.

Nuestra industria, la energía, no es una excepción. La resiliencia de los sistemas eléctricos ha sido puesta a prueba y, el impacto sobre otros sectores y formas de energía —calor y combustibles líquidos— han expuesto nuevas vulnerabilidades. En muchos países, la brecha entre los que tienen acceso a energía limpia, asequible, fiable, y los que no tienen, se ha expandido.

El acceso a energía moderna es fácilmente dado por sentado y las preguntas sobre asequibilidad están siendo ignoradas. La deuda energética del hogar, la pobreza de combustible y los incumplimientos en los pagos son evidencias que van en aumento en todas partes. Así como encendemos, calentamos y enfriamos nuestros hogares en estos momentos, permitámonos recordar que cientos de millones de personas continúan viviendo sin acceso a la electricidad y otros billones carecen de energía limpia para cocinar, calentar y mejorar su calidad de vida.

Aun así, parece que apostamos a las nuevas tecnologías de generación de energía, muchas de las cuales son mejores en su infancia, con poca proyección sobre nuestras futuras necesidades y usos energéticos que han sido un distintivo de progreso en el pasado. Al parecer hay una creencia de que la inversión del mercado de capitales, sola, puede salvar el día en la ‘carrera a cero’.

Agenda social de la energía

Estoy preocupada que la discusión sobre la transición energética continúe negando la agenda social de la energía y el contexto de asequibilidad energética. La alfabetización de la energía es pobre entre muchos tomadores de decisiones y la conversación debe ir más allá del pico de demanda del petróleo o carbón —o carbono— para anticipar nuevos usuarios de la energía, nuevos usos y demanda cambiante.

Una revisión se hace necesaria urgentemente para abordar la nueva realidad energética que debe abastecer las necesidades de más de 5 billones de personas para trabajos con mejor calidad, y los ingresos relacionados a la energía que financian los presupuestos gubernamentales, que envían pensiones a los adultos avanzados, financian mercados de capital global y empoderan los motores del intercambio global.

La energía siempre ha sido y permanece siendo el alma del desarrollo y progreso humano, el máximo conector de esperanzas y miedos, de las personas y las geografías alrededor del planeta. La necesidad de energía limpia y el almacenamiento flexible solo puede ser satisfecha responsablemente a través de la inversión en las renovables y otras formas de calor, potencia y combustibles líquidos con carbono-cero. La carrera hacia cero ignora este matiz y en cambio, arriesga hacia la polarización extrema. ¿Están siendo las decisiones claves, incluyendo cambios en políticas, conducidas por inquietudes sobre la finalización de la semana, del fin del mundo, o ambas?

La historia de la carrera humana nunca ha sido una carrera a cero, pero sí un juego infinito de desarrollo humano, con un concepto de progreso que evoluciona. Una narrativa más nueva, más comprensiva y matizada es necesaria urgentemente para el 2021 una que permita una discusión de mejor calidad sobre los desafíos que aseguren más energía y la neutralidad climática en un nuevo contexto de asequibilidad y justicia social.

No soy una ‘héroe de la carrera a cero’, ni un escéptico ‘dudoso Thomas’. Soy una ‘esperanzada realista’, quien cree que los costos actuales del uso de la energía y los desafíos para abastecer la nueva y cambiante demanda energética necesitan ser prioridad.

Alfabetismo energético

Nos debemos a nosotros mismo y a nuestros hijos por haber abierto una conversación con coraje y una más honesta sobre cómo ayudar a las sociedades y, administrar y direccionar de mejor manera las consecuencias no intencionadas de una transición energética acelerada. Los debates sobre las curvas de costos de tecnología o el precio del carbono no son necesariamente el lugar correcto para empezar dicha conversación. También necesitamos empezar con las incertidumbres impredecibles sobre la demanda y poder ser imaginativos sobre nuevas posibilidades.

Un punto ciego claro, es como nosotros administramos los costos completos hacia las sociedades con una transición energética acelerada. El alfabetismo energético, incluyendo nuevos pensamientos sobre la futura demanda es un gran facilitador de decisiones informadas. La carencia de estas decisiones por parte de los inversionistas, activistas climáticos y formadores de políticas es un gran riesgo para el futuro de la humanidad así, o inclusive más generalizado que, la carencia del alfabetismo financiero en la vida moderna.

Mirando hacia un mejor futuro, mi resolución de año nuevo es asegurar que el 2021 sea el año en el que la humanidad empiece a apreciar o celebrar la diversidad en la energía en términos de usos, habilidades y tecnologías. Hay un tremendo alcance para una mayor absorción de soluciones más asequibles para reducir, reciclar, reutilizar y remover el carbono.

Para la época del Cop26, espero que las discusiones para establecer nuevas métricas para la ‘S’ en los reportajes ESG, no estén empezando sino concluyendo. Y, para el final del2021, mi esperanza es que nosotros en la ‘world energy community’ habremos ayudado a las sociedades a reconectar la energía con su propósito social y en una manera que inspire a las futuras generaciones de la humanidad para mantener el progreso y alcanzar las estrellas.

¿Se imagina lo que podrían lograr mejores desarrollos energéticos para usted y sus seres queridos?

Escrito por la Dra. Angela Wilkinson, Secretaria General y Directora Ejecutiva del Consejo Mundial de Energía (WEC). Este artículo se publicó originalmente en Transition Economist el 6 de enero de 2021.

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