A veces los buenos proyectos surgen de maneras insospechadas. Pueden incluso ser simples conversaciones que luego se transforman en ideas bien intencionadas, llenas de propósito y sentido.

Dado que una colaboradora de Smartclarity quedaría un tiempo en una situación de cuidado tras salir de una delicada operación de un aneurisma, y en un contexto de pandemia, desde la empresa se le preguntó qué le gustaría hacer para enfrentar de mejor manera su recuperación.

“¿Cómo podría desarrollar algo que permitiera fortalecerme? Allí comenzó un camino de búsqueda junto con una maestría que acababa de empezar. ¿Qué, además de mi pasión por los temas energéticos, sería importante para mí?, cuenta Patricia Vélez, Gerenta Comercial de Smartclarity e inspiradora de un proyecto que involucró a toda una comunidad escolar.

“Definitivamente, cuando la vida te da una oportunidad -y dos en mi caso, porque también tuve COVID-, hay que estar muy agradecida. Luego de ver distintas alternativas, nació la idea de iniciar un proyecto social, donde pudiésemos desde nuestra actividad, apoyar a alguna comunidad. Coincidentemente, había una escuela en Curacaví (Región Metropolitana) que Alejandro y Matías Coll, padre e hijo, y fundadores de la empresa, habían visitado, quedando pendiente ver la forma de apoyarlos. Pero en medio de la situación que vivíamos producto de la pandemia, era difícil: los colegios no tenían niños y las personas no se reunían. Así y todo, estábamos convencidos que con voluntad. algo podríamos hacer”, continua Vélez.

Dado que uno de los clientes de Smartclarity, Frutec, tiene actividades en la zona, y en colaboración con la Corporación Pro Curacaví y la Escuela Eliecer Pérez Vargas, empezaron a darle forma a la idea de generar una acción innovadora y dinámica. “La educación es responsabilidad de todos: debemos hacer que las escuelas del mundo tengan oportunidades, que los niños y los maestros disfruten sus actividades diarias y sean agentes de cambio para el futuro”, reflexiona Patricia.

Educación y eficiencia energética.

“Nos encontramos con la directora de la escuela, la administradora y una profesora maravillosa, mujeres llenas de ideas, entusiasmo y alegría que nos abrieron sus puertas para buscar qué y cómo hacer el cambio. Conversamos también si a los niños les llamaba la atención saber de la energía. Fue así que decidimos fortalecer de manera educativa los conceptos y habilidades sobre ciencia y sostenibilidad, no solo desde el punto de vista social, sino que también económico y ambiental. Asimismo, debíamos entregarles algo palpable, donde se viera algún resultado de lo aprendido. Desde nuestro quehacer, realizamos una evaluación y diagnóstico de las instalaciones energéticas y encontramos un riesgo inminente para los niños y la comunidad en su tablero eléctrico. Eso fue solucionado”, explica la ejecutiva.

A continuación, se procedió a mejorar las instalaciones del comedor escolar, donde se reúnen los pequeños, como el área para calentar los alimentos, para así entregar mayor confort y seguridad a los niños.

“Dentro de los propósitos y valores de Smartclarity, está fortalecer y promover la educación como uno de los pilares fundamentales de la responsabilidad social con las comunidades del área de influencia de nuestros clientes y apoyarlos en sus compromisos o elegir alguna comunidad en la que podamos desarrollar este tipo de actividades. La eficiencia energética ofrece muchos beneficios que a veces no tienen visibilidad. Por ejemplo, aumenta la seguridad energética del país, reduce la dependencia energética de los mercados internacionales, baja los costos de producción aumentado la productividad. Además, permite reducir el gasto energético de las familias, la contaminación local e intradomiciliaria, disminuir la huella de carbono e impactar los ODS directa e indirectamente, entre otros”, concluye Patricia Vélez.