Sebastián Sichel, vicepresidente ejecutivo de Corfo, resalta la importancia de que Chile avance en la agregación de valor de sus minerales, y el beneficio que en esa línea entregará el futuro centro en tecnologías limpias.

Chile se encuentra en una posición ventajosa al contar con yacimientos relevantes de cobre, litio y cobalto para ser parte del creciente desarrollo de la electromovilidad a nivel global; una tarea en la que pretende cumplir un rol clave el futuro Instituto Chileno de Tecnologías Limpias, que se instalará en la Región de Antofagasta.

Sebastián Sichel, vicepresidente ejecutivo de Corfo, detalla las líneas de trabajo que tendrá esta institución y la forma cómo contribuirá al desarrollo del sector minero.

¿Cómo surge la idea de conformar el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias?

El diseño de las bases para el llamado del instituto fue un trabajo largo en una mesa intersectorial a la que invitamos a participar a los ministerios de Economía, Minería y Energía. Queríamos generar bases innovadoras y efectivamente llegamos a un modelo que va más allá de los esquemas de los centros tradicionales en los que ha participado Corfo, porque además de generar I+D el centro debe crear y apoyar emprendimientos, junto con formar un ecosistema de innovación.

El desarrollo de este instituto es parte del acuerdo para la explotación del salar de Atacama entre Corfo y la empresa SQM Salar S.A., donde esta última tiene la obligación de aportar recursos anuales para actividades de investigación y desarrollo

¿Qué líneas de trabajo e impactos se busca alcanzar a través de este Instituto?

El instituto se va a enfocar en tres principales áreas de trabajo:

– Materiales avanzados basados en litio y otros minerales estratégicos, para avanzar en la cadena de valor de la electromovilidad.

– Tecnologías de producción y almacenamiento de energía solar bajo distintas formas, como eléctrica, térmica e incluso combustibles solares tales como el hidrógeno.

– Tecnologías y procesos mineros de baja emisión.

Estas tres áreas tienen por lo menos un punto en común en cuanto a los desarrollos del Instituto: las condiciones ambientales extremas del Desierto de Atacama en las cuales tendrán que operar las nuevas tecnologías.

¿De qué manera es posible incentivar la agregación de valor en torno a minerales como el cobre y el litio?  

En primer lugar, agregar valor no solo se puede dar con el cobre y el litio, también existen otros minerales como el cobalto que hoy en día son imprescindibles en la fabricación de las baterías eléctricas y, por lo tanto, para el desarrollo de la electromovilidad.

Chile ha logrado desarrollar procesos de alta tecnología en su etapa de extracción (de minerales) y en las primeras etapas de las cadenas productivas. Pero estamos frente a un crecimiento global de la electromovilidad y de la economía del hidrógeno; debemos avanzar en la cadena de producción y ser un referente global en  las posibilidades que nos entregan nuestros recursos naturales.

Este Instituto de Tecnologías Limpias apunta precisamente a resolver esta dinámica, a través del desarrollo de un ecosistema con demanda, competencias y conocimientos necesarios, que posicionen a Chile en el siguiente nivel, generando valor agregado.

¿Qué beneficios y oportunidades presenta para Chile el desarrollo que posee actualmente la electromovilidad?

Hoy en día es necesario tener la capacidad de producir cobre a través de procesos de baja emisión. Solo como ejemplo, para el 2030 se prevén más de 20 millones de vehículos eléctricos con necesidades de cobre de baja emisión, que corresponden a más del 10% de la producción mundial.

Aquí la oportunidad para el país es muy grande. Chile no sólo posee recursos mineros importantes como el cobre, el litio y el cobalto, sino que también es una fuente importante de energía renovable de alta calidad. Encontramos ambos recursos, minerales y energéticos, en las mismas regiones del norte del país, con el distrito de minería metálica más grande del mundo y una fuerte posición en minería no metálica.

El instituto tecnológico debe permitir la captación y el desarrollo de conocimiento, y junto con universidades e institutos de I+D chilenos, desarrollar nuevas soluciones industriales, permitiendo que a través de la electromovilidad podamos decir que estamos produciendo tecnologías “made in Chile”.

Fuente: Electromov.cl